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El Thaler

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El tálero nació en el área alemana debido a la exigencia de la burguesía emergente de tener monedas más aptas a nivel de peso en los cambios comerciales sin recurrir a monedas de oro, a menudo extranjeras, demasiado pesadas e incómodas, cuando se trató de hacer referencia a grandes sumas, ni mucho menos a las preexistentes monedas de plata de intrínseco demasiado estrecho y que siguieron el modelo del "Gordo" Luis IX de Francia. Un primer paso adelante hacia el tálero real fue cumplido en el 1486 cuando el archiduque Sigismondo de Tirol, dándose cuenta de la gran escasez de las propias reservas de oro, estableció que la relación entre oro y plata fuera de 1/12 e inició la acuñación de monedas de plata de gran módulo: los Guldiner o florines de plata. El descubrimiento de grandes yacimientos de plata en numerosas áreas del imperio, facilitó a lo largo y a lo ancho la difusión y la imitación de las nuevas monedas, desde Renania hasta Hungría. En el 1520 el conde de Bassano del Grappa Steffan Schlick, explotando la concesión del derecho de acuñar monedas,obtenida en el 1517 por la Asamblea del Sacro Imperio Romano Germánico de Bohemia, acuñó en la Casa de la Moneda de Joachimsthal, Guldiner con la imagen de San Joaquín llamado antes Joachimsthaler, y luego abreviado en Thaler hasta alcanzar la forma actual de táler. El tálero se difundió de manera excepcional. La exigencia de los mercados y un poco también la vanidad de los señores alemanes, amantes de sus bonitas insignias heráldicas, dieron impulso a la acuñación de múltiplos de tálero, que con el tiempo hasta desarrollaron un papel de moneda de ostentación o moneda "mágica" y  "sobrenatural". La Plata intrínseca se mantuvo prácticamente estable durante los casi dos siglos en que circuló la moneda y, gracias a tal prestigio y continuidad, superó también rapidamente las fronteras del Imperio de los Habsburgo. El éxito solo de la moneda fue también garantizado por el elegante aspecto de la moneda. A través de los Balcanes entró plenamente en el imperio Otomano y del Medio Oriente se introdujo en África. En África osciló desde Sudán hasta Angola y a Mozambique, invadiendo luego en el atlántico hacia el archipiélago de los Azores. Con la abertura del Canal de Suez (1869), el eje de los cambios comerciales pasò del Oceano Atlántico al Océano Índico y la moneda se expandió en el Cuerno de África, en Tanganica y  Zanzíbar. También pasó al Lejano Oriente llegando a los muelles de Macao y a las islas de Java y el archipiélago de Indonesia (las Indias Orientales Holandesas). El éxito del Tálero de la emperatriz también fue favorecido por Venecia, que tenía comercios con todo el Levante propagando cada vez más su empleo. Italia no fue inmune de esta circulación, hasta reacuñó e imitó los ejemplares austríacos. Antes fue Florencia, que con el Gran duque Fernando III de Lorena, entre el 1814 y el 1818 acuñó táleros con diámetro ligeramente inferior a la tipología original. La casa de la moneda de Milán entre el 1820 y el 1846 acuñó numerosos cuantitativos de Táleros de Maria Teresa. También Génova acuñó Táleros de la emperatriz, y aún más fueron acuñados en Venecia. La más abundante acuñación de Táleros de Maria Teresa en suelo italiano ocurrió en Roma. El gobierno italiano, ya en el 1918, ordenó la ejecución de un Tálero para la colonia eritrea imitante aquel de Maria Teresa, pero fue un gran fracaso, ya que el busto de "Italia"  en el anverso no llevó una señal de reconocimiento fundamental para los indígenas:  el broche, que sostenía el manto de Maria Teresa, índice del estado de consumo de la moneda. En el anverso de el Tálero está representado el busto de la emperatriz en edad madura y velo de viuda, mientras en el reverso esta representada el águila biceps coronada con escudo del imperio de los Habsburgo, (un escudo con cuatro brazos  con las armas de Hungría, Bohemia, Borgoña, Burgau).

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